No pregunté: “¿Le ama Jesús a usted?” ¡Ciertamente le ama! Jesús dejó el cielo y murió en la cruz para salvarle (Juan 3:16). Mi pregunta es: ¿ama USTED a Jesús?
Ir a la iglesia todos los domingos no prueba necesariamente que ame a Jesús (Mateo 15:13). Elogiarle con sus labios tampoco es prueba de ello (Mateo 7:21-23; 15:8). Leer su Biblia todos los días y orar a Dios no es evidencia indiscutible de que le ama. Hablar a otros acerca de él tampoco garantiza su amor.
Entonces, ¿cuál es la prueba de que usted ama a Jesús? Dejemos que Jesús mismo responda a nuestra pregunta. En una conversación con los apóstoles poco después de que instituyó su cena conmemorativa y mencionó que sería traicionado, Jesús les dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15). Más adelante en el texto, agrega: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras” (Juan 14:23-24).
Si realmente amamos a Jesús, con gusto guardaremos sus mandamientos (1 Juan 5:3), es decir, su palabra. Permítanme enumerar sólo algunos para ilustrar nuestro punto.
“…si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:3). Jesús ordena a todos los hombres que se arrepientan (Hechos 17:30). En el sentido más básico, el arrepentimiento es un cambio de mente. Ocurre cuando uno toma la firme decisión de apartarse del pecado y volverse a Dios. Lleva a uno a dejar de pecar y a practicar la justicia. Algunos de los que afirman amar a Jesús continúan mintiendo, maldiciendo, emborrachándose y cometiendo inmoralidad sexual (1 Corintios 6:9-10; Apocalipsis 21:8).
“El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado” (Marcos 16:16). Muchos de los que afirman amar a Jesús se niegan a obedecer su mandamiento de ser bautizados para la remisión de sus pecados (Hechos 2:38; 22:16; 1 Pedro 3:21).
“Y yo os digo que cualquiera que se divorcie de su mujer, salvo por infidelidad, y se case con otra, comete adulterio” (Mateo 19:9; ver 1 Corintios 7:10). Innumerables hombres y mujeres que afirman amar a Jesús, desobedecen la ley de matrimonio del Señor. Se divorcian de su cónyuge cuando la causa no es por la inmoralidad sexual, luego se casan con otra persona y cometen adulterio.
Amar a Jesús no es tan fácil como algunos piensan. Si amamos a Jesús, obedeceremos a Jesús. Tal amor es desinteresado, sacrificial y totalmente comprometido (Mateo 22:37; Lucas 14:25-33).
Así que, ¿ama usted a Jesús?
–Jesse Flowers