Según muchos, el bautismo no es para perdón de los pecados, sino para un “testimonio público” de que uno ya está salvo. Esta es la razón por la que muchos protestantes hablan del bautismo como “una señal exterior de una gracia interior”. La gracia de Dios ya los ha salvado por la fe sola (o así dicen) y en el bautismo proclaman públicamente que ya están salvos. Esta es exactamente la razón por la que inmediatamente antes de ser bautizados se les pide a algunos que hagan la confesión: “Creo que Dios, por el amor de Cristo, ha perdonado mis pecados”. (Nótese el tiempo pasado: “ha perdonado”.)
¿Importa si uno es bautizado o no “para perdón de los pecados” (Hechos 2:38) o para un “testimonio público”? Bueno, digamos que es la diferencia entre ser bautizado “en el nombre de Jesucristo” (es decir, en obediencia a Su autoridad, Hechos 2:38) o someterse a un bautismo hecho por el hombre cuyo propósito no se encuentra en las Escrituras.
Unos dos años antes de conocer a mi esposa, ella solicitó trabajo en el “Pabellón de la Promesa” en la Exposición Mundial de 1992 en Sevilla, España. El Pabellón de la Promesa fue la creación de diferentes grupos protestantes en España que deseaban contarles a los visitantes la historia bíblica. Como se mencionó anteriormente, María fue miembro de la Alianza Cristiana y Misionera.
Antes de trabajar en la Exposición, le pidieron que llenara un cuestionario. Una de las preguntas fue: “¿Cuál es el propósito del bautismo?” María estudió las Escrituras por su cuenta y ¿puede adivinar lo que les dijo? Su respuesta fue que es “para perdón de los pecados”, tal como lo enseña Hechos 2:38.
Este hecho bíblico no es difícil de entender. Todo lo que se requiere es un corazón bueno y sincero y un deseo de ser guiado por las Escrituras, en lugar de por la tradición hecha por el hombre.
Cuando me puse en contacto con María unos dos años después y le dije que el propósito bíblico del bautismo mandado por Jesús “no es para un testimonio público sino para perdón de los pecados”, ella respondió de inmediato: “¿Cuándo puedo ser bautizada?” Todos esos años, le habían enseñado que la salvación es por “la fe sola” y que, aunque uno debería ser bautizado, en realidad no era necesario para ser salvo.
Más adelante en el libro de Hechos, la pregunta del apóstol Pablo a los 12 discípulos que encontró en Éfeso indica que el propósito por el cual uno se bautiza es importante. Él les preguntó: “¿En qué, pues, fuisteis bautizados?” (Hechos 19:3). Del mismo modo, debemos hacer todo lo posible para ayudar a las personas a comprender el propósito bíblico del bautismo ordenado por Cristo.
Debemos recordar que el bautismo “salva … por la resurrección de Jesucristo” (1 Pedro 3:21). No hay ningún poder milagroso en el agua misma, sino que la SANGRE DE CRISTO lava al pecador cuando éste se somete humildemente a las condiciones de salvación dadas por Jesús (Marcos 16:16; Hechos 2:38).
El bautismo de ninguna manera invalida la gracia de Dios, así como la necesidad de creer para la salvación no la invalida (Juan 8:24; 6:29). El hecho de que uno deba creer y ser bautizado en Cristo para ser salvo (Marcos 16:16) no significa que gane ni que merezca la salvación. La salvación sigue siendo “gratuitamente por su gracia” (Romanos 3:24) porque Jesús sigue siendo el medio por el cual Dios justifica al pecador.
–Jerry Falk