Hace unos diez años, alguien en Facebook se refirió a mí como “Pastor Jerry”. Ha seguido haciendo esto a lo largo de los años, a pesar de que le he mencionado más de una vez que puede llamarme simplemente “Jerry”.
Es común en el mundo religioso que las personas usen títulos eclesiásticos de exaltación para referirse a individuos a cargo de guiar a otros (Mateo 23:8-12). Sin embargo, todos los que siguen a Cristo deben considerarse simplemente “hermanos” (Mateo 23:8). Ningún siervo en la iglesia del Señor es más grande que otro.
Usos bíblicos de pastor/obispo/anciano
El Nuevo Testamento emplea los términos pastor, obispo y anciano intercambiablemente (Hechos 20:17,28; Tito 1:5,7). Son tres descripciones diferentes que se refieren a la misma persona, así como uno podría ser esposo, padre e hijo. El hecho de que uno sea “esposo” indica que está casado, “padre” significa que tiene al menos un hijo e “hijo” muestra que tiene padres. Del mismo modo, la palabra “pastor” se refiere a la función de alimentar al rebaño, “obispo” indica su responsabilidad de “supervisar” a los que están bajo su cuidado, y “anciano” sugiere que es un hombre de edad y experiencia.
Los requisitos para aquellos que desean el oficio de obispo/anciano/pastor se encuentran en 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9. El escritor inspirado Pablo estipula que el pastor/obispo/anciano también debe tener “hijos creyentes” (Tito 1:6). Como mis hijos, de once y doce años al momento de escribir esto, aún no habían tomado la decisión de entregar sus vidas a Cristo, no estaba cualificado para ser pastor. Además, todavía habría tenido que cumplir con los otros requisitos establecidos en 1 Timoteo 3 y Tito 1 y me preguntaba si podría ser considerado como un “anciano” (es decir, un hombre de edad y experiencia) en esa etapa de mi vida.
Los obispos y el celibato
En algunas iglesias se requiere que los obispos sean célibes. Esta práctica contradice la enseñanza de Pablo cuando dice que el obispo “gobierne bien su casa, teniendo a sus hijos sujetos con toda dignidad” (1 Timoteo 3:4, LBLA). Pablo también agrega, “si un hombre no sabe cómo gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?” (1 Timoteo 3:5, LBLA). Un hombre debe primero demostrar que es un buen esposo y padre antes de poder ser pastor/obispo/anciano. La mayor demostración de su habilidad para ser un líder espiritual de la iglesia es demostrar primero que ha sido capaz de guiar a su propia familia a Cristo.
Siempre una pluralidad de ancianos/obispos/pastores en cada iglesia local
Otro hecho interesante que vemos en el Nuevo Testamento es que siempre hay una pluralidad de ancianos/obispos/pastores en la iglesia local. En Hechos 14:23, vemos cómo Pablo y Bernabé “designaron ancianos” en cada una de las congregaciones en Listra, Iconio y Antioquía.
En Hechos 20:17, vemos que Pablo mandó mensaje a Éfeso y llamó a los “ancianos” de la iglesia. Más adelante en el texto se refiere a ellos como “obispos” (supervisores) para “pastorear” (apacentar) la iglesia de Dios (Hechos 20:28). Había una pluralidad de pastores en la iglesia en Éfeso. Esto también es evidente con respecto a la iglesia en Filipos (Filipenses 1:1). Nunca leemos en el Nuevo Testamento sobre “El Pastor” (singular) o “El Obispo” (singular) de la iglesia, excepto en referencia a Jesucristo (1 Pedro 2:25). Como Dios omnisciente y omnipresente (Juan 1:1), sólo él está capacitado para pastorear o supervisar todas las iglesias.
El hecho de que uno sea predicador o evangelista no significa automáticamente que sea pastor/obispo/anciano. Si está capacitado para tal cargo, no puede servir solo, sino con otros hombres igualmente cualificados. Esta es una de las defensas de Dios contra la apostasía. Si un obispo se desvía de la palabra de Dios, los demás pueden corregirlo.
Aunque mis dos hijos ya son cristianos y tengo cincuenta y seis años, todavía tendría que cumplir con los otros requisitos para ser pastor/obispo/anciano y al menos otro hombre de la congregación local de la que soy miembro tendría que servir conmigo. Por esta razón, nunca podría ser “El Pastor” de ninguna iglesia.
Los límites de la supervisión del obispo
Por último, la supervisión de un obispo/pastor/anciano no debe extenderse más allá de la congregación local de la que es miembro. Pedro, que también era pastor, instruyó a sus compañeros ancianos/obispos a “pastorea[r] el rebaño de Dios entre vosotros” (1 Pedro 5:2). Es físicamente imposible para un obispo supervisar más de una iglesia local, así como un pastor no puede velar por múltiples rebaños de ovejas en diferentes lugares… ¡a menos que ese obispo sea Jesús!
–Jerry Falk