Hace varios años, vi una presentación interesante en la que un profesor de arte dio su opinión sobre el movimiento del arte moderno y su rebelión relativista contra los estándares clásicos. No pude evitar pensar en cómo esto se asemeja al deseo de muchos hoy en día de abandonar las normas aceptadas durante mucho tiempo que se encuentran en la Biblia.
La presentación comenzó por señalar cómo los maestros del arte clásico se exigían los “estándares más altos de excelencia” y deseaban alcanzar la “mayor calidad posible”. De igual modo, como cristianos, debemos exigirnos “los estándares más altos de excelencia”, a pesar de nuestra imperfección (Romanos 3:23) y necesidad de la gracia y la misericordia de Dios (Hebreos 4:16). No debemos estar satisfechos con nada menos que la completa obediencia a la palabra de Dios (Juan 14:23; 1 Juan 5:3) y debemos desear alcanzar la “mayor calidad posible” ofreciéndole frutos de justicia (Mateo 13:23; Juan 15:8; Gálatas 5:22-23; Colosenses 1:10).
Un cambio de actitud hacia el arte y la Biblia
El maestro de arte continuó mencionando cómo el movimiento de arte moderno busca reemplazar “lo profundo, lo inspirador y lo bello” por “lo nuevo, lo diferente y lo feo”. Del mismo modo, mientras el mundo busca sustituir las enseñanzas de la Biblia por lo que es nuevo, diferente y pecaminoso, los cristianos fieles se esfuerzan por reprimir la marea del cambio aferrándose a la palabra de Dios y compartiéndola con los demás (2 Timoteo 1:13; 1 Tesalonicenses 5:21; Marcos 16:15-16; 2 Timoteo 4:2).
En algunas exhibiciones de arte moderno, se pueden observar obras abstractas que muchos elogian por su capacidad de escandalizar o impactar. Los artistas de este género utilizan cualquier cosa desde imágenes de fetos abortados hasta excrementos en sus obras. En la década de los 80, al entrar en el Centro de Estudiantil de la Universidad de Rutgers en New Brunswick, Nueva Jersey, mis ojos fueron agredidos por una exhibición de dibujos pornográficos hechos al carboncillo en una vitrina para que todos los estudiantes los vieran. Esto no era simplemente desnudez. Los dibujos mostraban claramente actividades sexuales. Esta experiencia inquietante me enseñó que a veces lo que es pecaminoso y repugnante se presenta bajo el disfraz de “arte”.
El maestro de arte continuó diciendo que “hoy en día, lo tonto, lo inútil y lo puramente ofensivo se consideran lo mejor del arte moderno”. Del mismo modo, en muchos círculos religiosos, lo que antes se consideraba ofensivo o pecaminoso ahora es elogiado como la brillante revelación de los iluminados.
El rechazo de un estándar en el arte y la religión
El maestro de arte luego preguntó: “¿Cómo se extinguió el ascenso de mil años hacia la perfección artística y la excelencia? No se extinguió. Fue expulsado“. Los responsables fueron considerados como “nuevos modernistas”. Luego menciona cómo los impresionistas se rebelaron contra la Académie des Beaux-Arts (en París) y su exigencia de que los artistas respetaran los estándares clásicos. De la misma manera, muchos hoy en día se rebelan contra la Biblia como el estándar de fe de Dios.
El que hizo la presentación siguió por decir que “los nuevos modernistas sembraron las semillas del relativismo estético: la mentalidad de que ‘la belleza está en los ojos de quien la mira'”. De la misma manera, hoy muchos creen que la verdad está en los ojos de quien la mira y que la verdad absoluta no existe.
El profesor de arte continuó: “Hoy en día todos aman a los impresionistas y, como ocurre con la mayoría de las revoluciones, la primera generación produjo un trabajo de mérito genuino. Monet, Renoir y Degas aún mantenían los elementos de disciplina, diseño y ejecución. Pero con cada generación nueva, los estándares decayeron hasta que no hubo estándares. Lo único que quedó fue la expresión personal“. De más está decir que el mundo religioso ha estado yendo en este sentido durante años.
Los que se oponen a tales cambios son puestos en ridículo
El maestro de arte luego citó al historiador del arte Jakob Rosenberg, quien dijo que la calidad en el arte “no es simplemente cuestión de opinión sino en alto grado … objetivamente rastreable”. Hablando de esto, el profesor de arte dijo que “la idea de un estándar universal de calidad en el arte ahora generalmente se encuentra con una fuerte resistencia o aún es puesto en ridículo”. De la misma manera, aquellos que argumentan a favor de respetar la Biblia como el “estándar universal” de Dios en los asuntos religiosos son ridiculizados y rechazados por ser “cerrados de mente”, “condenatorios” o “santurrones”.
Por último, el profesor de arte dijo que “sin estándares estéticos, no tenemos manera de determinar la calidad o inferioridad”. De la misma forma, sin un estándar moral objetivo dado por Alguien más grande que nosotros mismos, la humanidad no tiene ninguna manera confiable de determinar la diferencia entre el bien y el mal. Lo correcto y lo incorrecto se reducen inevitablemente a lo que es bello o feo en los ojos de quien lo mira.
–Jerry Falk