Andar con los sabios

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Consejo sabio…

Proverbios 13:20 aconseja: “El que anda con sabios será sabio, mas el compañero de los necios sufrirá daño”. Este proverbio exige hacer una elección bien pensada en cuanto a las personas con quienes pasamos el tiempo.

En el lado positivo, si hacemos amistad con aquellos que tienen un carácter admirable y toman buenas decisiones, podemos esperar aprender algo de ellos. Será más fácil hacer que el estilo de vida piadoso llegue a ser un hábito si lo perseguimos con compañeros de ideas afines. Observe cómo Pablo también conecta estas dos ideas: “Huye de las malas pasiones de la juventud, y esmérate en seguir la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con los que invocan al Señor con un corazón limpio” (2 Timoteo 2:22, NVI).

En el lado negativo, el daño nos llegará si nos relacionamos con la clase de personas que sólo viven para el presente, que son egoístas y que no consideran seriamente la voluntad de Dios en sus decisiones. Ese sufrimiento nos puede ocurrir en varias formas. Los individuos mismos podrían lastimarnos. Podríamos meternos en problemas con ellos. Lo peor de todo, podríamos llegar a ser como ellos.

Dios los cría…

Alguien ha dicho: “Usted se convierte en una de las cinco personas con las que pasa más tiempo. Elija sabiamente”. Sólo el necio piensa que puede ser una persona noble mientras se deleita en la compañía de aquellos que se ríen de las malas acciones.

Este principio de ser influenciado por nuestros amigos cercanos también es válido en la esfera de las ideas. Cuando algunos cristianos fueron desviados por maestros que afirmaban falsamente que Jesús nunca se había levantado literalmente de entre los muertos, Pablo les escribió e incluyó esta severa advertencia en medio de su refutación: “¡No se dejen engañar! Bien dice el dicho, que ‘Las malas amistades echan a perder las buenas costumbres’”(1 Corintios 15:33). Su punto es que estar cerca de personas que creen en ideas equivocadas no es un buen augurio para la seguridad de nuestra propia fe.

…y ellos se juntan

Dios sabía todo esto, y formó la iglesia para que los cristianos puedan asociarse estrechamente con personas de ideas afines (comparar Hechos 2:46-47). Los que tomen más en serio su caminar con Dios serán los mismos que harán de sus relaciones con otros miembros de la iglesia una prioridad.

Eso lleva trabajo. Pero aunque podamos diferir en la personalidad, la cultura, el trasfondo y otros muchos aspectos de la vida, nuestra fe común en Jesús debe ser una fuerza de atracción lo suficientemente fuerte como para superar esos obstáculos.

–Brigham Eubanks