¿Cómo es Dios inmutable, pero cambia de parecer?
Si Dios es verdaderamente inmutable, ¿cómo puede decirse que cambia de opinión o se arrepiente? En primer lugar, el arrepentimiento o un cambio de parecer por parte de Dios no deben equipararse con un cambio de carácter. Dios puede cambiar de opinión en base a las condiciones ya estipuladas, pero nunca cambiará su carácter moral.
En segundo lugar, Dios cambia de opinión debido a un cambio en el hombre; Dios parece haber cambiado porque el hombre cambió su relación con Dios. Dios ha dicho que recompensará a los justos y castigará a los malvados. Por lo tanto, si el hombre cambia su relación con Dios, la reacción de Dios hacia él cambia automáticamente (1 Samuel 2:30-31; Jeremías 15:6; 18:7-10). Sin embargo, es el hombre quien realmente ha cambiado, y no Dios. Así, esta atribución de mutabilidad a Dios es simplemente antropocéntrica. [El antropocentrismo es una figura del habla que describe o considera las acciones de Dios desde un punto de vista humano.] De manera similar, el sol en realidad no “sale” ni “se pone”; la tierra gira sobre su eje y hace que parezca así.
Haley, en su libro sobre supuestas discrepancias bíblicas, tiene una buena ilustración. Se imagina a un hombre en un campo parado justo al sur de un montón de piedras, que están al norte de él. El hombre se mueve 180 grados y se encuentra justo al norte del montón de piedras, que ahora se encuentran al sur de él. Las relaciones direccionales entre el hombre y el montón de piedras son exactamente lo opuesto a lo que habían sido antes de que el hombre se moviera. Por lo tanto, el montón de piedras ha cambiado su posición de estar al norte a estar al sur. Sin embargo, el montón de piedras en realidad no se ha movido; es el hombre que se ha movido. No obstante, el cambio relacional entre el montón de piedras y el hombre puede ser atribuido tan efectivamente a las piedras como puede serlo al hombre. Por supuesto, en esta ilustración, el montón de piedras representa a Dios y el hombre representa a una persona arrepentida.
La oración es poderosa porque Dios no cambia y sí cambia
Todo esto rinde un gran tributo a la paciencia, la misericordia y la bondad de Dios en que Él permite que los hombres intercedan con Él en nombre de los demás.
No disminuye la eficacia de la oración en lo más mínimo afirmar la inmutabilidad de Dios. La inmutabilidad de Dios es la estructura subyacente de la oración eficaz. Si Dios fuera volátil, cambiante y impredecible, el hombre nunca podría depender de la oración para afectar a Dios de la manera deseada. Debido a que Jehová es un Dios de principios inmutables, el hombre puede depender de Él para tratar al hombre de una manera predecible y dar a sus oraciones la respuesta esperada.
Aunque el Señor es omnipotente, se deja conmover por las peticiones de los hombres. Es casi incomprensible darse cuenta de que un Dios tan grande escucha las oraciones de los hombres. Esta diferencia entre Dios y el hombre se puede ver al comparar al rey Asuero con Dios (Ester 4:9 – 5:2; Lucas 13:6-9; 18:1-8).
Esto no quiere decir que Dios concederá cada petición, ya que a veces no lo hace (2 Samuel 12:15-23; Lucas 22:39-46; 2 Corintios 12:7-9). Sin embargo, aunque hay momentos en que ni siquiera la oración funciona, hay, sin duda, muchas veces en que sólo la oración funciona. Ciertamente, los cristianos deben “acer[carse], pues confiadamente al trono de la gracia” (Hebreos 4:14-16).
–Gary Eubanks