Dios es inmutable
Uno de los rasgos sobresalientes de la naturaleza divina es la inmutabilidad. Las Escrituras afirman repetidamente que Dios no cambia (Números 23:19; 1 Samuel 15:29; Malaquías 3:6; Hebreos 13:8; Santiago 1:17). No es la naturaleza de Dios en absoluto ser caprichoso, voluble, impulsivo, irresoluto, vacilante o impredecible.
El hombre seguramente puede estar agradecido de que este sea el caso, ya que estamos familiarizados con, y hemos tenido que sufrir de, la traición y la inconfiabilidad de nuestros compañeros. En este aspecto del carácter de Dios descansa la esperanza y la paz del hombre.
Dios cambia de opinión
Sin embargo, las Escrituras afirman tan repetidamente que Dios sí “se arrepi[ente] del mal” (Jonás 3:10), o a veces cambia de idea (Génesis 6:6; Éxodo 33:3,14,15,17; Números 14:30; 1 Samuel 2:30-31; 2 Reyes 20:1-11; Jeremías 15:6; 18:7-10).
¿Qué significa esto? En primer lugar, debería señalarse que el significado básico de “arrepentirse”, “cambiar de parecer” es neutral; la palabra en sí no implica un alejamiento de la maldad. Puesto que Dios es incapaz de cometer pecado, también es incapaz de esa clase de arrepentimiento. En segundo lugar, hay dos tipos de mal: moral (espiritual) y calamitoso (físico), y Dios puede hacer lo último, pero no lo primero.
–Gary Eubanks