Después de haber pasado un poco más de medio siglo en esta tierra, he llegado a una conclusión muy obvia: ¡La vida es difícil! Incluso aquellos que disfrutan de la estabilidad financiera se enfrentan invariablemente con dificultades en otras áreas.
Los jóvenes no son capaces de comprender completamente este hecho. Sus padres cuidan todas sus necesidades físicas y materiales durante los años formativos. Los niños están llenos de energía y buena salud. Aprenden rápido y tienen una memoria de elefante. Pueden comer y beber casi cualquier cosa sin preocuparse si les sentará mal. Duermen profundamente durante ocho horas o más, y cuando se despiertan por la mañana prácticamente no tienen dolor.
A medida que su juventud se desvanece, todo esto cambia. Ahora deben proveer para ellos y para su propia familia. Empiezan a cansarse más fácilmente. Comienzan a quejarse de dolores de espalda y otras dolencias físicas. Las cosas que solían comer sin restricción ahora les dan indigestión, reflujo gástrico, dolores de cabeza, ¡lo que sea! Lastimarse un músculo de manera accidental puede ocurrir con algo tan simple como levantar un lápiz. Ya no duermen como un tronco, y levantarse de la cama por la mañana se vuelve más difícil con cada año que pasa.
¿Alguna vez se ha hecho la pregunta: “¿Cómo podré enfrentar los desafíos que tenemos por delante?” Seamos honestos. ¡La vida está llena de ellos! En este mundo imperfecto, tenemos desafíos financieros, desafíos matrimoniales, desafíos familiares, desafíos de salud, desafíos en la iglesia, desafíos en el lugar de trabajo, desafíos en la escuela, ¡y la lista continúa!
Job pudo identificarse con esto cuando dijo: “El hombre nacido de mujer, corto de días, y hastiado de sinsabores” (Job 14:1). Otras versiones inglesas dicen que esta vida está “llena de problemas” (NKJV, NIV). Un comentario de la Biblia decía que “las expresiones de Job parecen oscilar entre la esperanza y la desesperación” (Francis I. Andersen, Comentarios de Tyndale). ¿Nunca se has sentido así?
Cada vez que me pregunto cómo enfrentar los desafíos en mi vida, siempre vuelvo a la misma respuesta: fe. Esta es exactamente la razón por la que cantamos que “fe la victoria es”.
En su primera epístola, el apóstol Juan escribe sobre esto cuando dice: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. ¿Y quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Juan 5:4-5, LBLA)
La fe es la clave para enfrentar los desafíos más desalentadores de la vida. Es la inquebrantable determinación de confiar en Dios y su palabra en medio de lo que estamos pasando. Es la confianza de que nos ayudará a superar cualquier tormenta mientras sigamos tomando su mano inmutable.
–Jerry Falk