No tienes que pertenecer a ninguna clase hereditaria con alto estatus social o político para ser noble. No es necesario tener “sangre azul” ni poseer ningún título de honor.
En un sentido, la palabra “noble” se refiere a la persona que tiene cualidades morales sobresalientes o que es honesto, honroso y de buen corazón. Describe al que demuestra una actitud justa hacia la verdad y desprecia el engaño. Además, tal persona es valiente porque defiende lo correcto sin miedo.
Varios años después de la muerte de Jesucristo, algunos habitantes de la antigua ciudad griega de Berea demostraron que tenían esta cualidad honorable. El libro de Hechos indica que eran “nobles” por la manera en que investigaron con mucho cuidado la predicación de Pablo y Silas acerca de Jesucristo. Dice que “recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando diariamente las Escrituras, para ver si estas cosas eran así” (Hechos 17:11, LBLA).
De este pasaje aprendemos que la verdadera nobleza se demuestra por una investigación justa de la Biblia. Aunque en aquel tiempo había mucha oposición en contra de las enseñanzas de Jesús, los griegos de Berea no temieron averiguarlas. Tenían una mente abierta. Eran valientes.
Hoy día Jesús busca a personas que, como éstas, respeten la Biblia y investiguen sus afirmaciones sin miedo. A los tales dice: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39).
Seas o no una persona noble a los ojos de Dios dependerá de tu actitud hacia Su palabra. ¡El que investiga las declaraciones de la Biblia sin prejuicios ni miedo tiene una nobleza que es más grande que la de los reyes!
–Jerry Falk