¡Estamos en guerra!
La Biblia indica claramente que los cristianos están en guerra (Efesios 6:12). Hay batallas espirituales que se originan en fuerzas externas y hay otras que surgen desde adentro.
Sin lugar a dudas, una de las guerras más grandes que he librado desde que me convertí en cristiano es la de controlar mis propios pensamientos. Y, debo confesar, muchas veces he vacilado y no he logrado lo que Dios espera de mí.
¡No es fácil controlar nuestros pensamientos!
Debemos ser los amos de nuestros pensamientos. Lamentablemente, a veces este no es el caso. A veces permitimos que los pensamientos incorrectos nos controlen. Podemos ser culpables de dejarnos llevar por pensamientos impuros, pensamientos de animosidad hacia los demás, pensamientos de amargura, pensamientos de celos, pensamientos de fracaso, pensamientos de inutilidad, etc., etc.
Una cosa es segura, ¡controlar nuestros pensamientos no es fácil! Probablemente, este sea el motivo por el que el escritor de Proverbios dice: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad” (Proverbios 16:32).
Esquizofrenia espiritual
Es posible que los cristianos sufran de una forma espiritual de esquizofrenia. Esta palabra proviene de las raíces griegas SCHIZEIN (“dividir”) y PHREN (“mente”). En un sentido informal, usamos esta palabra para referirnos a “comportamiento que parece estar motivado por principios contradictorios o en conflicto” (thefreedictionary.com).
Si no tenemos cuidado con la forma en que usamos nuestras mentes, nos veremos impulsados por los principios de la Palabra de Dios y los del mundo al mismo tiempo. En lugar de tener mentes hermosas, terminaremos teniendo mentes destrozadas por identidades discordantes.
El “hombre de doble ánimo”
La Biblia habla de este tipo de cristiano como el que “duda” (Santiago 1:6). Esta palabra se refiere a la condición de estar “en conflicto con uno mismo” (The Complete WordStudy Dictionary). Tal persona tiene dos principios diametralmente opuestos que operan en su mente al mismo tiempo. Se encuentra atrapado entre dos decisiones o juicios que combaten entre sí y vacila entre los dos. Parece que no puede decidirse entre amar a Dios y amar las cosas pecaminosas de este mundo (Mateo 22:37; Santiago 4:4).
Más adelante en el capítulo uno de su epístola, Santiago habla sobre el “hombre de doble ánimo” (Santiago 1:8). “En un sentido general [este término se refiere a] una persona inestable (Santiago 4:8). Una persona así sufre de lealtades divididas. Por un lado, desea mantener una confesión religiosa y desea la presencia de Dios en su vida; por otro lado, ama los caminos del mundo y prefiere vivir de acuerdo con sus costumbres y ética” (The Complete WordStudy Dictionary). Otro diccionario de la Biblia dice que tal persona “tiene dos espíritus, es decir, que vacilan en opinión o propósito” (Strongs). La persona de doble ánimo oscila de forma indecisa de una opinión o curso de acción a otra.
Dejar de pensar como hombres
¡Los cristianos deben hacer todo lo posible para evitar esta condición de mente dividida! Santiago y otros escritores de la Biblia no tratan este asunto como si estuviera fuera de nuestro control. Dios puede ayudarnos a superar nuestra mentalidad doble, pero primero debemos tomar una decisión firme de no conformarnos a este mundo, sino de ser transformados por la “renovación” de nuestras mentes (Romanos 12:2). La única forma de experimentar esta renovación mental es dejar de pensar como hombres (Isaías 55:8-9) y comenzar a pensar como lo que se ha revelado en las Escrituras (1 Corintios 4:6; Filipenses 4:8). ¡Sólo el evangelio que trabaja en nosotros puede darnos una mente hermosa!
–Jerry Falk