Continuamos nuestra aplicación de los versículos de Proverbios sobre la pereza a fracasos paralelas en los asuntos espirituales.
“Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?” (Proverbios 6:9).
Esto se asemeja a un llamado de Pablo en Efesios 5:14: “Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo”. Pablo estaba invitando a la gente a arrepentirse de sus obras oscuras y a caminar a la luz de Jesús (Efesios 5:7-14). La falta de atención espiritual conduce a seguir ciegamente los deseos del mundo (Romanos 13:11-14; 1 Tesalonicenses 5:6-10).
“La pereza hace caer en profundo sueño, y el alma ociosa sufrirá hambre” (Proverbios 19:15, LBLA).
Proverbios advierte que la pereza conducirá al hambre, lo cual es especialmente deplorable cuando hay comida disponible (Proverbios 19:24; 26:15). Esto nos recuerda un hecho que Jesús también testificó: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). No seamos perezosos cuando se trata de ingerir la palabra de Dios de manera regular y completa.
“Dice el perezoso: El león está en el camino; El león está en las calles” (Proverbios 26:13; cf. 22:13).
El perezoso es un experto en hacer excusas, incluso si para el oyente objetivo son obviamente ridículas. Si usted habla con muchos sobre su relación con Dios y su obediencia a su voluntad, lo que surge son excusas, justificaciones y racionalizaciones. Jesús enseñó una parábola con un tema similar, y en ella demostró cómo aquellos que son propensos a hacer excusas no probarán el banquete del reino (Lucas 14:15-24).
“En su propia opinión el perezoso es más sabio que siete que sepan aconsejar” (Proverbios 26:16).
Quizá nada sorprenda tanto a los espiritualmente diligentes como la confianza con que hablan los ignorantes. Algunos que no han invertido tiempo para llegar a conclusiones cuidadosas aún proclaman sus opiniones en voz alta, lo que conduce fácilmente a la enseñanza falsa (2 Pedro 2:12; 3:16). El ser “desenseñado”, por supuesto, es una condición remediable. ¡Sólo se necesita esfuerzo!
–Brigham Eubanks