Una de las características sobresalientes de los cristianos del primer siglo está registrada en el libro de los Hechos. Hechos 2:42 dice que los primeros seguidores de Cristo “se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración” (LBLA).
El texto dice que los discípulos “se dedicaban continuamente” a cuatro actividades: (1) las enseñanzas de los apóstoles, (2) la comunión, (3) el partimiento del pan (es decir, la Cena del Señor) y (4) la oración. La Biblia Amplificada (una versión inglesa) indica que “perseveraban resueltamente” en estas cosas.
Tanto el La Biblia de las Américas como la Biblia Amplificada resaltan la idea de acción continua. Esto no quiere decir que participaran en estas actividades las veinticuatro horas del día, sino que no dejaron de realizarlas. Después de arrepentirse y de ser bautizados para el perdón de sus pecados (Hechos 2:38), estaban firmes en compromiso con Cristo y su palabra.
La frase “perseveraban resueltamente” se ha traducido de una palabra griega que, cuando se aplica a un lugar, significa “asistir asiduamente a todos los ejercicios” (Diccionario Strong en español). Cuando se aplica a una persona, significa “adherirse estrechamente a” ella (Ibid.)
Cada vez que la iglesia local se reúne en un lugar acordado a una hora acordada, se puede decir que los hermanos lo hacen para “ejercicios” espirituales. Perseverar “resueltamente” significa que hacían un esfuerzo concienzudo para asistir a “todos los ejercicios”. Si Lucas hubiera escrito sobre nosotros y nuestra asistencia a estos “ejercicios”, ¿qué diría?
Cuando se aplica a una persona, Albert Barnes dice que esta palabra significa “atender a uno, permanecer a su lado, no dejarlo ni abandonarlo”.
Mi madre es probablemente uno de los mejores ejemplos que conozco de alguien que permaneció al lado de otro, en la dicha y en la adversidad. Dado que mi padre fue envenenado en 1989 por un lote contaminado de L-triptófano, una ayuda natural para dormir, ella “permanecía a su lado” día y noche. Le servía humildemente, incluso cuando él no estaba tan agradecido como podría haber estado, durante una enfermedad que duró más de 21 años.
¿Cuán de cerca “nos apegamos a Cristo” en nuestro caminar diario? ¿Se puede decir de nosotros que siempre nos esforzamos por “permanecer a Su lado?”
Los cristianos fieles del primer siglo “perseveraban resueltamente”. Permanecían al lado de Jesús y de sus hermanos cristianos en la dicha y en la adversidad. Hacían todo lo posible para “asistir asiduamente a todos los ejercicios” de la iglesia local. No dejaron que otros compromisos se interpusieran. No “tiraron la toalla” cuando las cosas se pusieron difíciles, sino que siguieron predicando la palabra (Hechos 8:1,4).
¡Que Dios nos ayude a imitar su ejemplo!
–Jerry Falk