Exactamente cómo el verdadero cristianismo produjo un cambio en el mundo desde su inicio es sorprendentemente diferente de los métodos utilizados para lograr los primeros conversos al Islam. Aunque el Corán dice que “no está permitido forzar a nadie a creer” (La Vaca, 2:256, http://www.nurelislam.com/La-Vaca), el islam se difundió con ocho años de guerra contra las tribus de La Meca desde el año 624 hasta el 632 (https://www.allaboutworldview.org/spanish/historia-islamica.htm). Mahoma había unido a Arabia a una sola política religiosa musulmana, pero lo había hecho principalmente por el poder militar.
En marcado contraste con el islam, Jesús señaló que el establecimiento de su reino no implicaría una guerra carnal, sino un cambio en los corazones de aquellos que decidieron seguirle. Aproximadamente 540 años antes del nacimiento de Mahoma, Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24). En este llamamiento universal, Jesús respeta nuestro libre albedrío. Depende de nosotros si deseamos seguirle o no.
En la parábola de la levadura (Mateo 13:33), Jesús enseña que como la levadura tiene la capacidad de cambiar la harina en la que se coloca, el evangelio tiene la capacidad de transformar las vidas de aquellos que la aceptan. Esta transformación interna voluntaria llevó a los primeros conversos a Cristo (Hechos 2:37,38,41) y continuará haciéndolo hasta el fin de los tiempos. El verdadero reino de Dios no tiene nada que ver con conquistas militares ni leyes impuestas a las personas en contra de su voluntad. Cambia el corazón y tiene la habilidad de transformar ciudades enteras sin los métodos coercitivos de la religión hecha por el hombre.
Desafortunadamente, muchos musulmanes equiparan el cristianismo con las cruzadas, las inquisiciones y otras atrocidades cometidas por aquellos que afirmaban seguir a Cristo. Muchos de los que están en el islam desconocen completamente que tales tácticas carnales no tienen nada que ver con lo que Jesús enseña en el Nuevo Testamento.
Que Dios nos ayude a mostrar a los que están en el islam y otras religiones que hemos sido verdaderamente transformados por el evangelio de Cristo. Que podamos ofrecerles el mismo llamamiento universal a seguirle voluntariamente.
–Jerry Falk