Todo en Hechos 4 se relaciona directamente con el asunto del habla. En Hechos 3 está el registro del primer milagro de los apóstoles después de la ascensión de Cristo y el segundo sermón de Pedro. El resultado de la palabra y la obra apostólicas fue que las autoridades judías estaban enojadas y cada vez más empeñadas en acabar con la nueva religión.
Su esfuerzo inicial consistió de arrestar a Pedro y a Juan, llevarlos ante el Sanedrín para su juicio y amenazarlos e intimidarlos para que se callaran (Hechos 4:3-7,17,21). En ese contexto, observe con qué frecuencia aparecen en el capítulo las palabras que se refieren al habla.
• Los judíos estaban enojados porque los apóstoles hablaban al pueblo (Hechos 4:1).
• Estaban “resentidos de que enseñasen al pueblo” (Hechos 4:2).
• “Muchos de los que habían oído la palabra, creyeron” (Hechos 4:4).
• Los apóstoles fueron mandados a que “en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús” (Hechos 4:18).
• Los apóstoles respondieron: “No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:20).
• La oración de los creyentes fue que Dios les concediera el valor de hablar su palabra (Hechos 4:29).
• Esta oración fue concedida y ellos “hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4:31).
El establecimiento judío era tan controlador y poderoso como cualquier burocracia bien establecida hoy. Pero temblaba ante el poder de la verdad hablada. Hay tantas noticias falsas (cf. Mateo 28:11–15), mentiras, errores, intimidación y acoso hoy que somos propensos a olvidar el poder de la verdad hablada.
Si la verdad falla hoy, no es porque sea débil, sino porque somos tímidos al hablarla. Oremos por la valentía para decir la verdad, el Evangelio, el poder de Dios para salvación.
–Kenny Chumbley