La excusa más común del mundo
Una noche, en un pueblo a unos pocos kilómetros al sur de Barcelona, España, un hermano me preguntó si le podía acompañar para invitar a una mujer a un estudio bíblico. Aparentemente, había hablado con ella antes en la tienda pequeña donde trabajaba. Mientras el hermano y yo nos acercábamos a la tienda, pudimos verle a través de los grandes ventanales, sentada sin hacer nada detrás del mostrador. No estaba esperando a ningún cliente ni hablaba por teléfono. Sin embargo, tan pronto como entramos por la puerta, inmediatamente se levantó, agarró un paño y comenzó a limpiar frenéticamente el polvo de los estantes detrás de ella. Pudimos imaginarnos cuál sería su respuesta antes de que abriera la boca. “No tengo tiempo”, dijo.
A lo largo de los años, he escuchado otras excusas, pero ninguna de ellas sobresale en mi mente tanto como la que escuché un día en Sevilla. Al empezar a hablar un hermano y yo con una mujer acerca de tener un estudio bíblico con nosotros, respondió: “Ni siquiera tengo tiempo para rascarme”. Sería gracioso si no fuera tan triste.
La gente encuentra tiempo para lo que les importe
En medio de innumerables excusas, queda un hecho innegable: las personas encuentran tiempo para lo que les importa. De alguna manera, siempre logran encontrar tiempo para la televisión, los deportes, las vacaciones, la lectura, Facebook, YouTube, WhatsApp, Instagram, Twitter, Snapchat y la lista continúa.
Jesús encontró tiempo para lo que era más importante para él: ¡NOSOTROS (Juan 15:13)! Tomó treinta y tres años de su ocupada agenda para nacer como hombre, asumir el papel de siervo y ser obediente a Dios hasta el punto de la crucifixión (Filipenses 2:6-8; Hebreos 12:2). Él nos dio su mejor esfuerzo. ¿Qué le damos a él?
El mal uso del tiempo afecta a todos
Muchos de los que nunca han leído la Biblia están tan ocupados que no tienen tiempo para examinar cuidadosamente sus afirmaciones (Juan 5:39; Hechos 17:11). Por contraste, las Escrituras enseñan que debemos “aprovecha[r] bien el tiempo” y ser “entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (Efesios 5:16-17). El tiempo debe ser usado sabiamente (Efesios 5:15; Colosenses 4:5-6), porque una vez que se ha ido, ¡se ha ido para siempre!
Este mal uso del tiempo no afecta solamente a los del mundo. Los miembros de la iglesia del Señor también lo malgastan cuando no encuentran tiempo para leer la palabra de Dios, orar (1 Tesalonicenses 5:17) o reunirse fielmente con otros cristianos (Hebreos 10:23-25). Si estamos tan ocupados que no podemos dedicarnos a estos esfuerzos espirituales, ¡entonces estamos demasiado ocupados! Antes de darnos cuenta, los años que pasamos en la tierra se nos escapan de las manos ¡y no hay más tiempo!
Un “tiempo aceptable”
Dios nos ha dado a todos, a cristianos y no creyentes, un “tiempo aceptable” en el que debemos buscarle y la salvación que nos ofrece en Cristo.
El tiempo es AHORA (2 Corintios 6:2).
–Jerry Falk