¿Ha encontrado usted alguna vez una plaza de estacionamiento en un lugar lleno de carros sólo para descubrir que cuando llega al espacio su vehículo no cabe? Muchas veces esto se debe a que algunos conductores no respetan las líneas divisorias. Algunos prefieren entrar en la plaza de estacionamiento en ángulo y, debido a la pereza o el egoísmo, no enderezan su auto antes de entrar corriendo a la tienda. Otros con coches de lujo se estacionan intencionalmente sobre la línea divisoria ocupando dos espacios porque quieren evitar golpes y rasguños en las puertas de los vehículos adyacentes.
La importancia de las líneas divisorias
¡Las líneas están ahí con un propósito! Están diseñadas para mantener el orden y dar a todos una oportunidad justa de encontrar un espacio.
¡Las líneas están en todas partes! Hay líneas en las áreas de estacionamiento para designar las plazas. Hay líneas dibujadas en las intersecciones para que los peatones sepan dónde cruzar la calle. Hay pequeñas, pero importantes, líneas dibujadas en las reglas para mostrar las unidades de medida. Hay líneas en los campos de béisbol, canchas de baloncesto y campos de fútbol para ayudar a los árbitros a saber si la pelota y los jugadores están dentro o fuera del juego.
¡Las líneas son muy importantes! Nos ayudan a saber dónde estamos parados. Estamos en un lado de la línea o en el otro.
¿Quién está del lado del Señor?
Éxodo 32 nos dice que Moisés dibujó una línea imaginaria en la arena. El profeta se paró frente a sus hermanos hebreos, muchos de los cuales eran culpables de adorar a un becerro de oro, y dijo: “El que esté por el Señor, venga a mí. Y se juntaron a él todos los hijos de Leví” (Éxodo 32:26, LBLA). Ese día, muchos cruzaron la línea y adoptaron una postura firme con el Señor. Lamentablemente, otros muchos, consumidos por su orgullo y obstinación, permanecieron al otro lado de esa línea imaginaria. Prefirieron sus placeres pecaminosos, sus opiniones, sus sentimientos, etc. en vez de hacer la voluntad de Dios.
Años más tarde, Jesús también trazó una línea cuando dijo: “El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama” (Mateo 12:30, LBLA). Esa misma línea existe hoy. Tenemos que decidir en qué lado de esa línea vamos a parar. O estamos con él o contra él. No hay término medio.
Una advertencia a los que nadan entre dos aguas
Sin embargo, muchos de los que afirman seguir a Cristo eligen pararse en ambos lados de la línea. Con respecto a estos individuos, Jesús dice: “’Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca'” (Apocalipsis 3:15-16).
¿En qué lado de la línea parará usted?
–Jerry Falk