En abril de 2005, Joseph Ratzinger realizó un análisis que da qué pensar acerca de la mentalidad de muchos en el mundo actual. El hombre que poco después sería conocido como “Papa Benedicto XVI” se refirió al desdén de la sociedad por la verdad con las palabras: “A quien tiene una fe clara … a menudo se le aplica la etiqueta de fundamentalismo. Mientras que el relativismo, es decir, dejarse «llevar a la deriva por cualquier viento de doctrina», parece ser la única actitud adecuada en los tiempos actuales. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida sólo el propio yo y sus antojos” (http://www.vatican.va/gpII/documents/homily-pro-eligendo-pontifice_20050418_sp.html).
“El relativismo es la posición filosófica de que todos los puntos de vista son igualmente válidos y que toda verdad es relativa al individuo” (https://carm.org/what-relativism). Por consiguiente, el bien y el mal se reducen a una cuestión de preferencia personal.
Hace varios años, leí un artículo interesante en Newsweek originalmente titulado “Ahora todos somos hindúes”. En él, el autor afirma que “poco a poco nos estamos volviendo más como hindúes y menos como cristianos tradicionales en la forma en que pensamos acerca de Dios, de nosotros mismos y de la eternidad. El Rig Veda, la escritura hindú más antigua, dice esto: ‘La verdad es una, pero los sabios hablan de ella con muchos nombres. Un hindú cree que hay muchos caminos hacia Dios. Jesús es un camino, el Corán es otro, la práctica del yoga es un tercer camino. Ninguno es mejor que otro; todos son iguales”
(https://www.newsweek.com/us-views-god-and-life-are-turning-hindu-79073 )
La idea de que el relativismo se ha convertido en una “dictadura” sugiere que sus partidarios esperan que otros se conformen. Como ejemplo de esto, los líderes gubernamentales de todo el mundo están alentando a sus conciudadanos a aceptar e incluso “celebrar” ciertas decisiones personales y estilos de vida que antes se consideraban moralmente incorrectos. A los relativistas les gustaría que creyéramos que la verdad absoluta no existe para legitimar su conducta y evitar la censura.
En marcado contraste con la “dictadura del relativismo”, Jesucristo se presenta en el Nuevo Testamento como el único camino a Dios. Él mismo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). El apóstol Pedro reitera esta verdad absoluta en Hechos 4:12 cuando dice que “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. Compárense estos versículos de la Biblia con la idea de que hay “muchos caminos hacia Dios” (del artículo de Newsweek).
La verdad no es algo que pueda moldearse y transformarse para que se ajuste a nuestros caprichos y conveniencia personal. La palabra de Dios exhorta a los cristianos a tomar una posición firme. Con Jesús, la verdad NO es relativa (Mateo 12:30).